Rituales para dormir bien

Rituales para dormir bien

El primer paso para un sueño reparador es cuidar de nuestro cuerpo. A continuación te ofrecemos unas sugerencias para ayudarte a conciliar el sueño fácilmente y disfrutar de un sueño reparador…

 


Ciclos de sueño

Nuestro reloj biológico se rige por la luz del sol. Si queremos dormir profundamente debemos escoger un entorno oscuro. La oscuridad facilita la producción de melatonina, la hormona del sueño. Intenta irte a dormir y despertarte siempre a la misma hora, incluyendo los fines de semana, y evita dormir hasta tarde; eso te trastornaría el ciclo de sueño del día siguiente.


Acierto al escoger la almohada

La calidad del sueño tiene mucho que ver con el acierto al escoger la almohada: si no se adapta bien a nuestra forma y postura podemos acabar con molestias en la nuca y los hombros. También es importante acordarse de lavar y cambiar la almohada con regularidad; vienen a durar unos tres años.


Posturas

De lado, con las rodillas dobladas y hacia arriba es la postura más relajante para la espalda. Si prefieres dormir boca arriba escoge una almohada bien equilibrada para evitar tensiones en el cuello. Si duermes boca abajo, opta por una almohada blanda.


Comida y bebida

Cena algo ligero, pero no te saltes la cena. La actividad del estomago tanto por exceso como por falta de comida afecta a la calidad del sueño. Cena algo con fécula, verduras cocinadas, lácteos o pescado, y evita los fritos, las salsas y los dulces, que te impedirán dormir. De noche es mejor beber poco, preferiblemente algo caliente, evitando la vitamina C, el café, el té, el chocolate y el zumo de naranja; una infusión es una buena alternativa.


Rituales a la hora de dormir

La calidad de nuestro sueño también depende de las últimas cosas que hacemos antes de irnos a la cama. Intenta crear un ritual; lavarte los dientes, ir al baño, ponerte el pijama, etc. No es recomendable hacer ejercicio antes de ir a dormir; resulta estimulante y hace que aumente la temperatura corporal. Escucha las indicaciones de tu cuerpo (los bostezos, por ejemplo), ya que solo duran una hora o dos.